Almutamid

LA RUTA DEL REY POETA AL MUTAMID A SU PASO POR LA SIERRA DE ARACENA

Senderismo en Aracena,   -   29 Julio, 2021

Aunque pueda parecer sorprendente, nuestro paseo de hoy por la comarca de Aracena, donde podemos alojarnos en un hotel rural con encanto, comienza en Sevilla. Y lo hace con la leyenda del amor entre un rey y una esclava. Viajamos hasta el siglo XI y encontramos al frente del reino taifa de Sevilla al rey poeta Al Mutamid, muy querido por todos sus súbditos. Se levanta el telón y el escenario nos presenta al monarca musulmán paseando con su hombre de confianza, Aben Amar, a orillas del río Guadalquivir.

Inspirado por el momento, Al Mutamid recita unos versos ‘La brisa convierte al río / en una cota de malla’, esperando que su amigo y consejero lo continúe. No está, sin embargo, inspirado y la respuesta se hace esperar. Prosiguen caminando y un tiempo después de los labios del rey vuelven a salir los mismos versos antes recitados. Aben Amar continúa en silencio, pero a sus espaldas se oye la voz de una mujer que contesta ‘Mejor cota no se halla / como la congele el frío’. Sus miradas se cruzan y surge el amor. Ella, conocida como Itimad, es una esclava que trabaja en un taller de cerámica de Triana, pero eso no es impedimento para que el rey la tome por esposa. Su amor perdurará para siempre, incluso tras el destierro sufrido en Agmat, en las inmediaciones de Marrakech. Allí están las tumbas de ambos y de uno de sus hijos y allí su historia ha sobrevivido al paso de los siglos.

Pero regresemos al siglo XXI para acercarnos a conocer la conocida como ruta de Al Mutamid. Y en concreto, la parte de esta que transcurre por el Parque Natural Sierra de Aracena y Picos de Aroche, lugar ideal para pasar unos días en un hotel de cuatro estrellas en Aracena. Es ésta una ruta transfronteriza que une el Algarve de Portugal con Huelva y Sevilla. En la provincia de Huelva tiene paradas en la propia capital, en Niebla y, lo que nos interesa a nosotros, en Almonaster la Real y Cortegana.

En Aracena, lugar elegido por disfrutar de un hotel con el encanto de un antiguo convento del siglo XVII, y aunque fuera de la ruta de Al Mutamid, no podemos dejar de visitar la impresionante Gruta de las Maravillas, la que fuera primera cueva turística de España y un espacio pleno de sorpresas por sus colores, sonidos, silencios… También el castillo, que formo parte de la llamada Banda Gallega que defendía el reino de Sevilla de las incursiones de Portugal y de las Órdenes Militares asentadas en el sur de Extremadura, y su iglesia prioral; el Museo del Jamón y el de Andalucía de Arte Contemporáneo; o los múltiples senderos que recorren un Parque Natural donde predominan las dehesas y los bosques de ribera.

En la ruta que hoy nos ocupa, hacemos la primera parada en Almonaster la Real. Según los investigadores, su nombre procedería del topónimo árabe ‘al-Munastir’, que, a su vez, vendría de su anterior nombre latino ‘monasterium’. Se cree que, al llegar los musulmanes a la península, la localidad fue ocupada por Abd al-Aziz, pasando a depender de los walíes de Córdoba y convirtiéndose en una localidad importante, como demuestran su muralla y su mezquita, quizás la más importante y mejor conservada de España en un entorno rural.

En nuestra visita no podemos perdernos su castillo, datado en el siglo IX, aunque con varias etapas constructivas, las más antigua se remontaría a la época califal. Tiene una planta con forma de polígono irregular, de 313 metros de perímetro y articulado por lienzos de muralla con torres de planta rectangular y circular en las esquinas y en los tramos más largos. La mezquita está emplazada en lo más alto del cerro y fue levantada en el siglo X, durante el reinado de Abd al-Rahman III. Por los materiales empleados en su construcción se colige que ya en época romana debió existir allí un edificio monumental que, con posterioridad sería convertido en iglesia visigodo-cristiana, subsistiendo con este carácter hasta la invasión musulmana. También podemos acercarnos a visitar la iglesia gótico mudéjar de San Martín, las ermitas de Santa Eulalia y del señor y los restos de la de San Sebastián, y la capilla de la Santísima Trinidad.

La siguiente etapa nos lleva a Cortegana, espacio que durante la etapa romana adquirió un gran protagonismo por su riqueza agropecuaria, aunque aún no existiera un núcleo urbano como tal, sino una numerosa población dispersa por la zona. Aquí debemos hacer una parada en su castillo, de origen bajomedieval cristiano (siglos XIII al XV), aunque es posible que se levantase sobre una primera edificación islámica. Tiene una entrada en la cara sur que se adentra en el patio de armas, donde destaca el aljibe, un depósito de agua abovedado. En la zona este existen varias salas, articuladas en dos plantas, estando la capilla y la cárcel en la planta baja y la sala del alcaide, además de otras estancias de vida diaria, en la superior. Dentro de este recinto se halla la ermita de Nuestra Señora de la Piedad. También debemos conocer la iglesia parroquial del Divino Salvador y las ermitas de San Sebastián y del Calvario.

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