Cumbresmayores

CUMBRES MAYORES, PEQUEÑA LOCALIDAD SERRANA LLENA DE HISTORIA

Senderismo en Aracena,   -   16 Septiembre, 2021

Nuestra visita de esta semana a la sierra norte de la provincia de Huelva nos llevará a la localidad de Cumbres Mayores, situada a algo más de 45 kilómetros de nuestro hotel de cuatro estrellas en Aracena, donde estableceremos nuestro campamento base. Una pequeña localidad, conocida en la antigüedad como Cumbres Altas, con 1.700 habitantes (datos de 2020) situada a 685 metros sobre el nivel del mar dentro del Parque Natural Sierra de Aracena y Picos de Aroche, en las últimas estribaciones de Sierra Morena.

Su historia se remonta a la época celta, existiendo vestigios de un asentamiento en la zona conocida como sierra del Coto o de Valera. Allí, procedentes de la Cuenca del Jalón en busca de tierras fértiles fáciles de defender de los pueblos hostiles, construyeron una ciudad amurallada que denominaron ‘Capote’, que significa ‘castillo fuerte’ o ‘altura fortificada’. Esta población celtibérica acabaría siendo sustituida por el Imperio romano y su nombre cambiado a Concordia Julia Nertóbriga. Excavaciones arqueológicas en la zona unas grandes termas públicas, pavimentadas con mosaicos, que se surtían de agua gracias a un acueducto.

El origen, sin embargo, de la actual Cumbres Mayores, a donde nos desplazaremos desde nuestro alojamiento con encanto en Aracena, está en los alrededores de la fuente de la Magdalena, un paraje fértil y rico en agua conocido con el nombre de Ausera y donde aún se conservan los restos de un ábside la que fue ermita de la Magdalena. La población perteneció al Realengo de Sevilla y por orden de Sancho IV de Castilla se construyó un castillo que formaría parte de la conocida como Banda Gallega, fortificaciones que defendían Sevilla de los ataques de Portugal y de las órdenes militares asentadas en el sur de Extremadura.

Nuestra visita comenzará por estos inicios de Cumbres Mayores. La ermita de la Magdalena, la más antigua reliquia de las construcciones cristianas de la comarca de Aracena, localidad donde podemos alojarnos en un antiguo convento del siglo XVII. Solo se conserva el ábside, una vez que dada la escasez de población y la falta de medios económicos las construcciones se levantaron con gran tosquedad y de reducidas dimensiones. Data de la segunda mitad del siglo XIII o comienzos del XIV, contando con un abovedamiento románico, aunque lleva unos nervios góticos de traza muy ruda que se apoya en basas romanas usadas como capiteles. Algunos de sus elementos tienen cierta similitud con los que pueden contemplarse en la ermita de San Mamés de Aroche, de esa misma época.

La construcción del castillo fue autorizada por el Privilegio de Sancho IV de Castilla de 1293, fechado en Toro, en posición dominante sobre la Ribera del Sillo para controlar la frontera entre el Reino de Sevilla y las encomiendas de las órdenes militares del Temple y de Santiago. De planta poligonal irregular de ocho lados, posee ocho torres macizas que son, de manera alternativa, cuadradas y semicirculares, salvo en el lado oeste donde existen dos semicirculares consecutivas. El acceso al castillo, declarado Monumento Histórico Nacional desde 1895, es por la torre de San Miguel. Sufrió importantes reformas en el siglo XV, aumentando la altura de sus torres y murallas. Una curiosidad es que su interior llegó a ser utilizado como campo de fútbol.

También merecen una visita el puente romano, una construcción sencilla cimentada en la roca natural y que ha perdurado con el paso de los siglos; la arquitectura de su casco histórico, donde se mezclan casas primitivas de la Edad Media con casas solariegas de impresionantes fachadas y rejas labradas; la portada del convento de Santa Clara, del siglo XV y estilo gótico tardío; y la fuente-cruz del Altozano, levantada cuanto llegó el agua potable al municipio, acudiendo a ella los vecinos con sus cántaros para llevar agua a sus casas; la iglesia parroquial de San Miguel Arcángel, patrón de la localidad; la portada del convento de las franciscanas clarisas, realizada en granito y de gran belleza y singularidad; las ermitas de Nuestra Señora de la Esperanza y de Nuestra Señora del Amparo; y sus numerosas fuentes, como la de la Tijera, la del ‘Pilancrón’, el Pozo del Prao, el Pilar de La Pascuala…

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